martes, 3 de mayo de 2016

Bienvenido, Mister Marshall

Cuentan las crónicas cinematográficas que en 1953 el actor norteamericano Edward G. Robinson, jurado en el Festival de Cannes de ese año, se sintió especialmente molesto por una película en proyección. Indignado por la imagen que se daba de Estados Unidos en “!Bienvenido, Míster Marshall!”, y en especial por el plano en el que una banderita de barras y estrellas flotaba por un canalillo del desagüe en dirección a las cloacas, amenazó con marcharse del Festival si no suprimían esa escena de la película. La polémica no pasó de ahí y el filme de Luis García Berlanga obtuvo el galardón a la Mejor Comedia y una Mención Especial para el guión. Todo un éxito para una película rodada con escasos medios y en una época en la que la censura española causaba enormes problemas para el desarrollo creativo.

No fue así para está sátira en la que con una sutil ironía se mostraba las diferencias entre la España oficial que renacía de las cenizas de la guerra y la España real sumida en la oscuridad y en la pobreza intelectual y humana. En un país como aquel, en el que era prácticamente obligatorio guardar las apariencias, la película se asumió como una crítica a los americanos. Todo lo contrario.

Villar del Río -figurado pueblo donde transcurre la acción- es un pequeño pueblo tranquilo, pobre y olvidado, en el que nunca pasa nada que le saque de la rutina. Sólo la llegada de la cantante folclórica Carmen Vargas y de su apoderado y representante Manolo han dado una nota de novedad a la vida aburrida del pueblo. Esa misma mañana se presenta de pronto un delegado gubernativo, el cual anuncia que va a llegar de un momento a otro una comisión del “Plan Marshall” -autoridades americanas que facilitan ayuda económica al país-. El alcalde del pueblo, un hombre bonachón y un poco duro de oído, al recibir la noticia, decide disfrazar a toda la población vistiendo las mejores galas y mostrando su patriotismo al más puro estilo andaluz, para impresionar a sus visitantes

Sección femenina de Falange

1. Nos encontramos ante un documento iconográfico consistente en una fotografía en blanco y negro fechada en 1950. Es una fuente primaria de temática ideológica. Su finalidad es hacer propaganda de la actividad que la Sección Femenina hacía por diferentes lugares del país. Y también ensalzar a su líder Pilar Primo de Rivera. No conocemos el autor ni el medio en que se publicó. 

2. Aparecen en la fotografía un grupo de mujeres en varias filas apretadas. Casi todas llevan el uniforme de Falange consistente en falda y camisa azules y gorra seguramente azul o roja. En la camisa se adivina el yugo y las flechas propios del fascismo español. Las mujeres van cogidas del brazo, lo que demuestra una gran camaradería entre ellas, sentimiento fraternal favorecido por el partido. En primera fila y con un bolso en el brazo aparece la fundadora de la Sección Femenina Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio, líder fascista español. Parece que la fotografía está tomada en un pueblo por el que se desplazan sonrientes y alegres las mujeres falangistas. Detrás se vislumbran 2 estandartes o banderas que seguramente representan los símbolos de la Sección Femenina y de Falange Española.

3. La Sección Femenina fue fundada por Pilar Primo de Rivera en 1934 como rama femenina de Falange. Tuvo su mayor desarrollo a partir de 1939, cuando se convierte de una sección de un partido en un órgano burocrático del Estado franquista.  Éste le encarga el deber de formar y educar en los principios del régimen a las mujeres españolas. La ideología que transmitirá esta organización será de sumisión al varón y sacrificio a la familia por parte de la mujer. Ellas son consideradas como el pilar fundamental de la familia y de los valores tradicionales. Se les adoctrina en la religión católica y se promueve en ellas el ser madres y esposas sumisas. Se les considera como menores de edad siempre dependientes de un varón (primero del padre y después del marido). 

A partir de 1940 se instaura en el país el Servicio Social obligatorio para todas las mujeres entre 17-35 años, de una duración mínima de 6 meses, encargándose a la Sección Femenina su control y organización. Este Servicio consistía en la prestación gratuita por parte de las mujeres de auxilio social en comedores públicos, hospitales, organizaciones caritativas, etc. 

También se le encomienda a la organización femenina el control de la educación primaria femenina y del cuerpo de maestras, a las que se obligará a pertenecer.

A comienzos de los años 50 el programa de la Sección Femenina se extenderá por el ámbito rural por ser el lugar más idóneo para promover el modelo de mujer sacrificada y obediente.

Finalmente tras la muerte del dictador, en 1977 la organización falangista se disolverá desapareciendo definitivamente.

4. La fotografía está tomada en 1950. Son los años de la construcción del régimen fascista, primera etapa del franquismo. Se corresponde con el período de predominio del falangismo como ideología estatal y de sus organizaciones políticas (Falange y Sección Femenina) como pilares del régimen. Son los duros años de posguerra, con la persecución política de los republicanos, el hambre y la pobreza, las cartillas de racionamiento y la extensión del mercado negro y el estraperlismo. Del fracaso de la política económica autárquica que nos impedía abastecernos en el exterior de productos y materias primas básicas de los que carecíamos, y del aislamiento internacional motivado por nuestro alineamiento con las potencias que perdieron  la Segunda Guerra Mundial. 

En este período el régimen se va construyendo institucionalmente a través de la aprobación de las primeras leyes fundamentales del Movimiento que dotarán al país de una organización política que el dictador denominará comoDemocracia orgánica, para marcar diferencias con las democracias liberales que el régimen deploraba. 

Falsas democracias

Ningún continente se salva, Venezuela, Rusia, Irán o Bielorrusia tienen algo en común con Túnez o Egipto. Tras cortinas como las elecciones o la supuesta separación de poderes, se encuentran sistemas que de democráticos tienen poco. Las revueltas en Túnez y Egipto nos han enseñado a mirar más allá de lo que dice la diplomacia.

Durante 30 años, Egipto y Occidente han mantenido una buena relación. Hasta que desde hace dos semanas las protestas populares han dejado más claro que nunca que los egipcios no están satisfechos con su presidente, el octogenario Hosni Mubarak. 

Pero ni Egipto y ni Túnez son los únicos países que esconden - y de vez en cuando muestran- tendencias autoritarias tras una imagen internacional de supuesta democracia. La diplomacia puede hacer que países que no respetan las libertades mínimss, se conviertan en partícipes de la escena política. El caso de Túnez era "una dictadura apenas encubierta", dice Carlos Parker en el diario chileno elmostrador.cl. El ex embajador de Chile en Rumanía concreta que el caso egipcio es bien diferente, con "un sistema político en apariencia más libre y competitivo". 

Así que parece que hay que ir un poco más allá, por ejemplo a Venezuela. Aunque el país declara mantener unos mínimos democráticos, “el sistema venezolano es más próximo a un sistema dictatorial”, explica Maria Eugenia Rodríguez, profesora de Filosofía del Derecho en el Instituto Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III. 

Entre Egipto y Túnez: Libia. Muammar al-Gadafi es el Jefe de estado libio desde 1969. La forma de gobierno que en el país árabe se aplica en la ‘Jamahiriya’. Un sistema único en el mundo y supuestamente democrático. “En la práctica, un estado autoritario”, sentencia el World Fact Book de la CÍA. Por si no es suficiente, en Libia no hay partidos políticos opositores, lo que le hace ser uno de los casos más claros de autoritarismo. 

Si nos dirigimos al sur en el continente negro, el panorama se agrava. Son muchos los regímenes autoritarios, aquí destacamos los casos de Sudán y Angola. En el primer caso, es conocida en todo el mundo la limpieza étnica que se hizo y los millones de personas tuvieron que desplazarse a países vecinos. El referéndum de autodeterminación que se acaba de realizar en el sur del país, no es más que “una concesión de Sudán al mundo”, dice Rodríguez, que también investiga los mecanismos de democratización. 

La libertad de prensa es uno de esos termómetros que indican la salud política de un país, al fin y al cabo, cuando la gente puede votar lo hace en función de las noticias que le han llegado. Un derecho que pasa a ser de bajo perfil en Sudán, donde la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) lo sitúa en la posición 172 de los 178 países de lista. Y otro factor importante, "en Sudán los jueces son también líderes religiosos", explica Rodríguez, lo que no suele ser un buen síntoma para el país.